Senyor director,
Pido disculpas a todas aquellas gentes que de alguna forma se hayan sentido ofendidos, a vecinas y vecinos, a compañeros y amigas, a simples observadores, y a adversarios, pues para mí, los únicos enemigos son las injusticias, las desigualdades, la soberbia, la vanidad y la codicia. Soy consciente de que esto no es suficiente y que de alguna forma he de rectificar.
Para empezar y que no sirve de excusa o justificación, soy de una generación, hijo de otra que se crió y vivió en un infierno de silencio, humillación y terror, fruto de una dictadura que asesinó a otra generación que se atrevió a levantar la cabeza, a alzar la voz y a construir sus sueños de libertad, fraternidad y solidaridad. Soy parte de esa generación que aprendió a golpes, en casa, en la escuela donde “La Letra entraba con sangre y crucifijo”, las calles, barrios, talleres de una generación harta de ver a nuestros padres en tan lamentable situación, en sumisión y silencio, buscamos las flores debajo de los adoquines.
Nos pareció que muerto el perro se acabaría con la rabia y durante un breve tiempo todo podría ser posible, pero una vez más nos engañamos, el perro y la rabia siguen vivos activos y prepotentes. También y eso ha hecho mella, pensábamos que la política era y es una acción constante de carácter social y no una profesión de “entendidos”, que sirve o debe servir para transformar y mejorar la sociedad, la comunidad y el individuo. Una vez más veo cuan equivocado estoy y eso me anula anémicamente.
Lamento mi perdida de control y templanza, mi furiosa y descontrolada rabia y el no haber sabido transmitir de forma adecuada las ideas y palabra, sobre todo a vosotros jóvenes que vais a heredar un mundo más egoísta, insolidario y cruel en beneficio del único valor que tiene EL PODER y quienes lo sustenta, EL CAPITALISMO y sus derivados. Tuvimos que improvisar y aprender de lecturas, rescritos, manifiestos y ensayos que los convertimos en catecismos y dogmas, sin ver que los acontecimientos y situaciones sociales son cambiantes y que los modelos sol sirven de referencia no para copiarlos.
Después de 50 años en estas trincheras, me siento desgastado y sin fuerzas para seguir en primera línea. Reconozco que debo dejar paso a sangre nueva, joven y más capaz. Solo le falta experiencia y esto se forja en el combate. Esto no es una despedida, pero si una retirada, ya que me veo en la obligación de cuidar de mi quebrantada salud.
A todas y todos, gracias por vuestra comprensión por vuestro esfuerzo y por aguantar a este viejo cascarrabias. No perdáis nunca la rebeldía, la fuerza de la razón y la firme determinación. La libertad, la justicia y la fraternidad está en el camino, solo hay que limpiarlo de trampas y piedras.
Jose Antonio Feria Luna
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