Artur Mas, a la sortida del TSJC Foto: Adrià Costa
«He decidido escribir. Escribir en castellano por si alguien quiere saber cómo nos sentimos y lo que realmente estamos viviendo.
Me remonto al día 9 de Noviembre de 2014, cuando al fin, después de 3 manifestaciones, tuve la oportunidad de ir a votar para decidir el futuro de mi tierra, Cataluña. El hecho de que las urnas estuviesen a disposición del pueblo catalán no fue casualidad ni capricho de algún que otro político. No tuvieron otra opción.
Un político se debe a su pueblo, y el pueblo habló en la calle esperando, algún día, poder hacerlo en las urnas. Después de que el Tribunal Constitucional prohibiese una consulta soberana y amparada por la voluntad popular, las urnas estuvieron en los colegios. Y damos las gracias por ello. ¿Qué mejor manera de saber si hay mayoría, silenciosa o no, que cada uno de forma individual y secreta pueda expresar su voluntad?
Tras la votación, llamada "botifarrada" por algunos, con una afluencia de más de dos millones de personas, el apoyo a la independencia obtuvo un gran resultado. Pero no solo logramos eso, ya que hemos asistido a la imputación del President de la Generalitat, la Vicepresidenta del Govern i la Consellera d’Educació. Todos ellos imputados por 4 delitos.
El pasado lunes declararon Joana Ortega e Irene Rigau, y ayer lo hizo Artur Mas. Hay una frase que dijo el President con la que no estoy nada de acuerdo: "asumo toda la responsabilidad del 9-N, no busquen a nadie más". Si nos ceñimos al Código Penal español, los inductores de la comisión de un delito, son castigados con la misma pena que el autor. Pero, ¿en qué consiste ser inductor? El derecho penal nos da la respuesta: en "hacer nacer en otra persona la decisión de cometer un hecho antijurídico y que lo ejecute".
Si alguien piensa que nuestros políticos han delinquido, deberían saber que todos los que le reclamamos, en voz alta y de manera serena, que pusiesen las urnas en la calle a pesar de la prohibición del Tribunal Constitucional fuimos nosotros, no dejándoles otra alternativa si no la de que dimitiesen por dejar de lado al pueblo catalán. Son conductas suficientemente persuasivas como para considerarnos todos unos inductores y a la vez y en consecuencia, autores.
El problema es que aquí no hay autores, ni inductores, ni debería haber habido imputaciones con sus respectivas declaraciones delante el TSJC. El Gobierno no debería entrometerse en cuestiones judiciales. Los problemas políticos se resuelven en los Parlamentos autonómicos o en el Gobierno Central y los judiciales ante los correspondientes tribunales.
Puestos a hacer aclaraciones sobre nuestro punto de vista y para terminar, quisiera informarles de que ni somos ovejas, ni Artur Mas el pastor que nos saca a pasear cada 11 de Setiembre. Precisamente estas manifestaciones tan multitudinarias no han sido organizadas por el gobierno catalán ni por Artur Mas. Han sido todas las personas que quieren la libertad de Cataluña las que libremente han salido a la calle para que se escuche su voz convocadas por entidades formadas por la propia sociedad civil catalana.
No se engañen, este sueño existía mucho antes que Artur Mas con la única diferencia que a día de hoy nuestros políticos nos lo han puesto un poco más cerca mientras otros intentan negar la realidad y la democracia a través de querellas y tribunales.»
Jeannine Abella
Regidora de l'Ajuntament d'Isona i Conca Dellà
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